Memorias del 30 de julio de 1975


Redacción: Roselia Núñez

Todo comenzó la noche el 25 de julio de 1975, cuando miembros del ejército salvadoreño del Presidente Arturo Armando Molina ocuparon las instalaciones del Centro Universitario de Occidente, CUO (una de las doce facultades de la Universidad de El Salvador, UES, ubicada en el Departamento de Santa Ana).

El objetivo era suspender los preparativos para el desfile bufo, que tradicionalmente el estudiantado realizaba cada 26 de julio. En Santa Ana ese día se celebraban las fiestas patronales y el sector estudiantil acostumbraba unirse a los festejos con el desfile bufo como medio de expresión crítica al gobierno de Molina.

Como forma de protesta a la ocupación militar del CUO que representaba una violación a la autonomía universitaria, el estudiantado de la UES en San Salvador convocó a una asamblea en la que establecieron llevar a cabo una marcha el 30 de julio.

En esa asamblea, una estudiante manifestó tener información que la marcha iba a ser reprimida por el ejército salvadoreño. Y en efecto, días antes el Ministro de Defensa, General Carlos Humberto Romero, había advertido que no iba a permitir ningún tipo de manifestaciones.

Aun con ese riesgo la marcha salió del parqueo de Ciencias y Humanidades de la universidad el miércoles 30 de julio a las 4:00 de la tarde, rodeando el Instituto Nacional General Francisco Menéndez, INFRAMEN, para incorporar estudiantes de secundaria que conscientes de la realidad apoyaban las luchas de esa época.

Hasta ese momento, la manifestación parecía normal, el grupo de estudiantes como en el resto de ocasiones iba ondeando sus pancartas al ritmo de sus acostumbradas consignas. De pronto, al interior de la manifestación, que formaba cuatro columnas (en igual número de bloques, incluyendo el de la zona occidental), desde el Externado San José hasta el puente a dos niveles sobre la 25 Avenida Norte, se comenzaron a escuchar disparos de armas cortas.


Posterior a ello, se sumaron los disparos de parte de la Guardia Nacional y de la Policía de Hacienda que con machetes y armas de fuego se hicieron presentes sobre la 3ª. Calle Poniente, lo que produjo la dispersión de la marcha, el estudiantado comenzó a buscar la salida.

Hubo quienes desesperadamente saltaron del puente, hacia lo que hoy se conoce como Alameda Juan Pablo II, otros, se fracturaron las piernas y quedaron tendidos sobre la calle.

Otro grupo llegó a refugiarse al hospital del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (antiguas instalaciones del ISSS), algunos fueron disfrazados como pacientes para que la Guardia Nacional no los identificara.

El personal médico y de enfermería del ISSS comenta que vieron unos 20 cuerpos entre personas heridas y muertas. No hay datos precisos, pero se menciona que hubo estudiantes que desaparecieron y un grupo que fue capturado por el ejército.

Aun cuando el personal médico del seguro intentó levantar a las personas heridas que se encontraban a orillas del hospital, la guardia no les permitió hacerlo, por el contrario a “culatazos” les hicieron retroceder.

Hubo estudiantes que llegaron asustados y heridos, posteriormente les evacuaron en ambulancias del ISSS. Otro grupo quedó ingresado en el hospital porque estaban gravemente heridos, algunos murieron en el hospital.

Otro grupo de estudiantes, al verse acorralados por las balas y machetes de la guardia y policía trataron de escalar el muro del Seguro, algunos lograron escapar, pero otros cayeron con heridas y muertos en manos de los militares.


Las fuerzas represivas, por su parte, llegaban con una tanqueta y continuaban su marcha sobre la 3ª Calle Poniente, abajo del puente en la calle Juan Pablo II, para evitar la presencia de personas, posteriormente llegó el ejército a levantar a las personas heridas y muertas, les arrojaron a los camiones y se retiraron, luego llegó el cuerpo de bomberos y lavó la sangre.

En menos de 20 minutos, las fuerzas militares se habían desecho de todas las pruebas que les incriminara con la opinión pública, no obstante, años después continúan vivos en la memoria de estudiantes y en la historia de la UES y del país.

Nota: Este artículo fue elaborado con base a testimonios de tres sobrevivientes y un testigo de los sucesos de la fecha.

Aún no existe una investigación científica que permita precisar el número real de personas muertas y desaparecidas el 30 de julio de 1975. Según el libro “AGEUS 25 años de lucha” y el Diario Co Latino de la época, algunos nombres de las víctimas son:

Personas muertas
Carlos Fonseca
Balmore Cortez Vásquez
Sergio Antonio Cabezas
Napoleón Orlando Calderón
Reynaldo Hasbún
Eber Gómez Mendoza
Roberto Antonio Miranda
José María López
Carlos Humberto Hernández
María E. Miranda
José Domingo Aldana

Personas lesionadas y golpeadas
Luis Antonio Villafuerte Castellanos
Mario López
Doctor Luis Coreas (quien recibió un impacto de bala mientras observaba desde el ISSS)

Personas desaparecidas
Morena Nolasco
Elizabeth Iraheta Milla
Julio César Velado
Guillermo Aparicio
Silvia Montano


Más información aquí.

1 comentario:

centauro94 el muerto dijo...

hola a todos: estaba buscando info para mi post que conmemora la valiente protesta del 30 de julio, y te suplico me permitas clonarlo para mi post, que aparecería con fecha 30 julio, te agradecemos el trabajo que hiciste y debe difundirse y sobre todo sea un insumo para pronto buscar justicia en El Salvador, te dejo con uno de mis post más visitados:

si no vienes a dar de corazón la vida